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Lic. Paola Fernanda Vera

MEMORIAS PRÁCTICAS DE RESIDENCIA EN EGB 3.

MEMORIAS PRÁCTICAS DE RESIDENCIA EN EGB 3.

ALGUNOS RECUERDOS DE MIS PRÁCTICAS EDUCATIVAS EN EGB3.

Mi experiencia durante las prácticas estuvo impregnada de una multiplicidad de sentimientos muy diferentes entre sí, cuyo eje divisorio parecería ser las realizadas en el  Nivel EGB3 y las efectuadas en Polimodal

Desde el vamos la situación de las prácticas venían cargadas de muchas valoraciones y ansiedades, tanto como para el que nunca había dado clases, como para aquellos que sí, pero nunca bajo la lupa de de observación.

 

El hecho de la imposibilidad de proponer la institución en la que trabajo debido a su lejanía (Uspallata) ya me daba la sensación de que correría con desventajas respecto a mis compañeros que sí podían hacer sus prácticas en sus lugares de trabajo. Por lo que en la parte de observaciones de la planilla que nos hizo llenar el equipo de prácticas rogué –como encomendándome a Dios o advirtiendo que si algo salía mal no iba a ser mi responsabilidad- que me tocara en una escuela con un aceptable clima favorable, al menos con alumnos sin serios problemas de disciplina generalizada. No sé si mis súplicas surtieron efecto, o si se debió a una coincidencia de que la propuesta de mi tutor, Hugo Villanueva (quien ofreció el Colegio Fénix, institución en la que trabaja, para que muchos alumnos hiciéramos nuestras prácticas) fuera una buena propuesta. Lo cierto es que el lugar destinado me satisfizo, tal vez por ese preconcepto personal que me hace creer que en las escuelas privadas los problemas son menores y los alumnos mejores (¿Influirá en mí el hecho de haberme egresado del secundario en un instituto privado?)

 

En mi primer contacto con el colegio, mi ansiedad por conocerlo, saber de sus alumnos, de sus miembros y autoridades, estuvo contenida por mi pareja pedagógica, Paula Petrelli, quien a pesar de ser su primera experiencia áulica, se sentía muy confiada de que todo iba a salir bien.

Nuestra llegada a la institución fue recibida por una recepcionista, que hacía de portera, y secretaria a la vez. Su atención hacia nosotras fue siempre distante, demorando el anuncio de nuestra llegada al director. Sin embargo, ni bien nos contactamos con dicha autoridad, el trato fue muy receptivo y cordial, y desde ahí nos sentimos muy cómodas para hacer las observaciones y preguntas que estimamos convenientes para completar nuestro registro.

 

Ese día nos movimos sin la presencia de nuestro tutor, lo que nos llevó a vincularnos de manera más directa con los espacios escolares, su plantel docente y con la profesora que nos había cedido su espacio curricular para hacer nuestras primeras prácticas. Ninguna de las dos conocíamos la institución, sólo íbamos con los preconceptos de que era una escuela privada y con que nos íbamos a encontrar con una institución sin carencias edilicias y con alumnos sin muchos problemas disciplinarios. El primer prejuicio estaba en lo incorrecto, ya que la institución alquila el local y sus deficiencias de espacios son muy serias. Percibimos que si bien los protagonistas están acostumbrados a manejarse en esos espacios reducidos, a la larga no deja de ser un síntoma de un defecto institucional, una fractura. Respecto al comportamiento de los alumnos nuestra percepción era correcta, ya que reinaba el buen clima en el colegio y entre pares, situación que los comentarios de los docentes en la sala de profesores ratificaban; sobretodo cuando destacaban las pocas excepcionalidades del caso, a saber 1º año de Polimodal.

En nuestra primera observación, solas fuimos explorando, preguntando sólo algunos detalles a los preceptores (valga la aclaración de que fue mejor la predisposición de los del sexo masculino y no de la Jefa de preceptores). Así, fuimos bosquejando la escuela, sus espacios, registrando lo que decían alguno de sus tantos carteles, tratando de percibir los ánimos de la sala de profesores, tratando de distinguir entre el cuerpo docente, el pedagógico y el administrativo. El director sólo nos presentó a las asesoras pedagógicas para que recurriéramos a ellas frente a cualquier duda. De ellas sólo obtuvimos el PEI y el saludo, el resto lo fuimos resolviendo con los preceptores, nuestro tutor y la profesora que nos cedió el espacio de 9no.

 

Aproximadamente demoramos una hora en registrar varios de los aspectos institucionales que nos habían solicitado. Había llegado el momento de hacer la observación del curso y nos dispusimos a ello.

 

La profesora, Cecilia, también había cedido otro curso, 8vo, para que otros compañeros nuestros hicieran sus prácticas, por ello la entrada a nuestro curso se dilató un poco, y también por ello la docente se vio un poco abrumada por nuestra presencia en un primer instante. En cuanto pudo resolver las inquietudes de los otros practicantes, ni bien ingreso al curso, se situó en el mismo y procedió a presentarnos. Nos hizo pasar al frente, lo que en un primer momento consideré incómodo y a la vez inoportuno si lo que queríamos era pasar inadvertidas en nuestra observación. Les aclaró a sus alumnos que sólo los íbamos a observar, que no los íbamos a evaluar y que tenían que actuara sin miedo y con naturalidad. Sin embargo, luego entendí que dicha intervención fue correcta para que los alumnos no se sintieran invadidos y lograran integrarnos.  

 

Del registro de la observación de 9no, en la materia Historia y Formación Ética y Ciudadana hay seis situaciones-elementos que me parece oportuno rescatar, debido al grado de impacto que en lo personal me produjeron:

 

·        La docente parecía estar cómoda en el formato de clase positivista, ya que en todo momento le molestó el murmullo de los alumnos, de hecho los incitaba a que se calmaran y retaba a aquellos que intentaban pararse del banco. Como el resultado de la clase no fue muy armónico según su interpretación, casi al finalizar la misma se acercó a nosotras a fin de justificar el comportamiento de sus alumnos; nos contó que algunos de los chicos que se sentaban atrás eran repetidores, y que algunos incluso eran primos, relacionando dichas circunstancias como causales de su mal comportamiento. Incluso nos advirtió que los iba a cambiar de lugar en futuras clases. Lamentablemente no pudimos hacer un claro seguimiento de estos alumnos en nuestras prácticas, porque los mismos faltaron a dos de los tres encuentros; asistieron sólo al último y como estaban bastantes desorientados en cuento se habían perdido gran parte de las dinámicas, permanecieron ajenos a lo poco que presenciaron, tratándose de poner al día con lo dado en los anteriores encuentros.

·        La clase era numerosa y sus 28 alumnos muy dispares en cuanto a participación. Podría dividirla en tres tipos: aquellos alumnos muy participativos que respondían a los interrogantes de la profesora, que le preguntaban dónde registraban lo que ella decía o anotaba en la pizarra, en su mayoría niñas; el otro sector que se mostraba desinteresado en la clase, que aprovechaba cada vez que la docente se replegaba en la pizarra o atendía una consulta individual para murmurar sobre temas ajenos a la clase, y que poco seguía a la misma, y un tercer sector, casi más de la  mitad de la clase, que si participaba o no, escapaba a nuestro observación ya que eran muy pasivos.

·        La relación profesora-alumnos era muy formal, hasta un poco distante (sobretodo si lo comparo con mi observación en Polimodal), y aún más con los alumnos que tenían problemas de conducta, a los cuales descuidaba en cuanto a promoción de participación en temas teóricos y apelaba a su permanente encuadre en lo referido a lo disciplinar.

·        La docente fue muy receptiva con nosotras, durante el recreo se quedó para orientarnos en los temas a elegir, nos habló de la planilla de notas, de la forma de trabajo que tenía con sus alumnos, del cuadernillo que usan, para que nos sirva de guía para que preparáramos el material, de las características de los alumnos, de su experiencia en la escuela, de los cambios que había hecho en el programa, entre otros temas. Nos dio su dirección de e-mail y teléfono para contactarnos con ella frente a dudas, pedidos y sobretodo para fijar el día en que íbamos a iniciar nuestras prácticas. Su predisposición para con nosotras siempre fue muy buena.

·        La clase observada no fomentó mucho la grupalidad, la parte teórica evidenciaba una relación alumnos-docente y en la parte práctica si bien apuntaba a que se trabajara con el compañero de banco, más bien predominaba el trabajo individual.

·        En términos generales, los alumnos no se mutaron de nuestra presencia, no nos hicieron preguntas, ni mostraron ningún tipo de ansiedad porque nos hiciéramos cargo de la clase. A los fines de la observación esto fue beneficioso, pero a los fines de las prácticas en cierta manera continuó la distancia que mantenían con su profesora titular.

 

Una vez que terminamos con la observación del curso, nos dirigimos nuevamente a la sala de profesores, a fin de fijarnos qué material nos faltaba para completar los datos solicitados. Fue la Jefa de Preceptores quien atendió nuestras demandas, ya que ella era la encargada de archivar el material que necesitábamos (a saber: programa, planificación y cuadernillo teórico de la materia) y también porque era la encargada de la fotocopiadora del colegio, ya que tuvimos que sacar copias de todo el material que no podía salir de la Institución, sobretodo del PEI. Ahí comenzaron a visualizarse algunas diferencias con mi pareja pedagógica, quien creía innecesario el material que yo pretendía fotocopiar. Frente a mi insistencia consensuamos analizar el PEI y sacar los fragmentos más importantes del mismo. Fue en ese momento incómodo, de tira y afloje que pasé en la sala de profesores, que vislumbré cuál iba a ser mi principal desafío en estas prácticas: coordinar con otra persona cuando estoy tan acostumbrada a realizar mi organización pedagógica de forma individual.

 

Con todos los datos conseguidos, en las posteriores semanas se correspondieron los encuentros para desgrabar la clase observada, llenar las planillas institucional y curricular y secuenciar nuestras clases. En esta instancia es cuando se evidenció lo rico del aporte de la otra persona, para registrar miradas que no se habían percibido, para proponer actividades que a uno sólo no se le hubieran ocurrido.

Finalmente, llegó el momento de la puesta en acción. Con todo el nerviosismo del inicio y con el temor de que los chicos estuvieran muy dispersos, ya que el día anterior había sido el día del estudiante y la primavera. Sin embargo, la dispersión y el cansancio fueron vencidos por la expectativa que les provocó el tener al frente dos docentes nuevas, con una propuesta nueva. Así el clima del grupo fue propicio.

 

El diseño de dos secuencias, en el que se iban a brindar dos temas nuevos, fue delineado para desarrollar en tres clases. De cada una de ellas brindaré algunos comentarios:

 

En la primer clase se dio el momento de las presentaciones, de nosotras como practicantes, de los temas que íbamos a brindar (Democracia restringida 1880-1916), de la organización de las futuras clases y de los objetivos que nos proponíamos para lograr con ellos. Con Paula nos habíamos delimitado las partes de la clase en la que cada una iba a hablar, o dirigir en forma mayoritaria. Sin embargo, no sé si por mi falta de costumbre de dirigir la clase en forma coordinada, o por los nervios de Paula de ser su primer clase, lo cierto es que terminé hablando más que ella, ya que en muchos momentos percibía que ella no decía nada o parte de lo que habíamos acordado, entonces salía a suplir esa deficiencia. Situación que me valió un reclamo a posteriori de la clase por parte de ella, el cual me hizo medirme más en los otros dos encuentros. Pero que en definitiva, me provocaron gran incomodidad, ya que descubrí que en las prácticas de EGB3 mi desafío no fueron los alumnos, ni el armado de la secuencia, sino su puesta en marcha debido a la exigencia de coordinar con ella cada momento, de no taparla, de ser solidaria, lo que se confundía con mi intención de que la clase fuera perfecta, de aclararles a mi manera las dudas a los alumnos.

 

La primer clase en todos los sentidos fue la más caótica, de las deficiencias de coordinación con Paula, que cité arriba, se desprendió que el recurso que utilizamos para dividir al curso en grupos fracasara, ya que yo era la encargada de repartir los papelitos de colores de manera aleatoria, y como la misma iba rompiendo los equipos tradicionales, atrás mío los alumnos se los cambiaban y Paula que estaba registrando la situación lo permitía, ya que creía que los alumnos iban a trabajar mejor si se armaban como ellos querían. Cuando percibo dicho evento, impido que los últimos alumnos perjudiquen dicha técnica, y corrijo a Paula en su intención, que no se correspondía con lo secuenciado. Esa fue una desprolijidad que denotó de alguna manera nuestras diferencias. Para colmo de males, el recurso tecnológico nos falló. La TV y DVD que habíamos solicitado venía sin control remoto y no pudimos poner el minuto exacto en el que iniciaba la parte del video de “Algo habrán hecho” que queríamos pasarles a los alumnos. Mientras esperábamos a que el preceptor resolviera la situación y fuera a buscar el control remoto al edificio de la escuela primaria situado a dos cuadras, perdimos 20 minutos. Por lo que decidimos con Paula suspender la actividad e improvisar un plan B, que en realidad era un refuerzo del video y que consistió en leer el texto que le habíamos ofrecido a los alumnos. La lectura la hicimos entre todos y propusimos la actividad que fueron desarrollando los alumnos.

No todo fue malo en el primer encuentro. La actividad de indagación de ideas previas salió muy bien. El armado de la línea de tiempo a gran escala en la pizarra, a modo de rompecabezas en la que los alumnos iban manipulando las piezas les gustó mucho y sirvió grandemente para la puesta en común de la misma. También fue muy positivo el que fuéramos dos las que ateriéramos a los distintos grupos, ya que se trataba de un curso numeroso, en el que seguramente no se hubieran atendido las dudas de todos si sólo fuera una la docente. Tampoco se manifestaron problemas disciplinarios, salvo las quejas por el armado de los grupos, en el resto de las actividades los alumnos participaron de manera favorable y aprensiva.

 

La segunda clase fue mucho mejor. Los alumnos habían terminado la parte práctica y ahora les proponíamos para el cierre el armado de una historieta, dibujo, gráfico. Fueron pocos los que dieron riendas sueltas a la creatividad, la mayoría se ciñó a la idea de gráfico conceptual o a reproducir las mismas imágenes que tenían en el material de lectura. Sin embargo, demostraron que el tema lo habían incorporado. Una vez realizado el cierre y evacuado las dudas por parte de los alumnos. El recreo marcaba el momento de iniciar con la segunda secuencia, el segundo tema: “Democracia ampliada 1916-1930. Nuevas configuraciones políticas: el radicalismo y el socialismo” Para la indagación de ideas previas fueron oportunas las preguntas, aunque no tan acertada nuestra promoción a la participación. Sucede que cuando los tiempos te apuran se dificulta el hecho de buscar que todos hablen, y siempre son los más participativos los que terminan siendo más escuchados. Esta situación fue marcada al finalizar la clase por nuestro tutor, por lo que en la última clase tratamos de superar esta falencia.

 

Por suerte en el segundo encuentro el recurso tecnológico no nos falló, pudimos pasar el video planificado, y los alumnos se mostraron en general satisfechos con el mismo; muchos manifestaron que era oportuno continuar viendo los capítulos que ya venían conociendo con su profesora, y otros destacaban que a pesar de que ya los habían visto todo, era un documental lindo, interesante, completo y ameno para seguir. La actividad iba a ser realizada en el último encuentro, para lo cual iba a transcurrir un fin de semana de por medio, por lo que les pedimos que en casa reforzaran el video con la lectura del material. Sin embargo, ese tiempo no era favorable para la retención de las imágenes y relatos que proponía la actividad. Situación que debimos suplir con nuestras explicaciones.

En la última clase, tratamos de superar la brecha de tiempo con un  pequeño repaso, siempre teniendo la sensación de que el ajustarnos a los tiempos de la secuencia nos impedía una mayor profundización de los temas y de la participación. ¡Pero parece que los tiempos en las clases son más tiranos que en la TV! Una vez que propusimos la actividad los grupos comenzaron a trabajar y nosotras tratábamos de ir imprimiendo el ritmo a fin de finalizar con todo lo que habíamos diseñado. En el cierre de la clase, donde los distintos grupos debían exponer lo que habían debatido, hubiese sido muy rico continuar con el debate pero los tiempos nos ceñían, además de destacar que el timbre tocó cinco minutos antes de lo que correspondía. Aunque en general, consideramos que los pasos planificados se habían cumplido, y nos quedamos con la sensación de que los alumnos habían comprendido ambos temas y que no se habían quedado con dudas. Cabe hacer mención que hubieron algunos alumnos que no fueron a la totalidad de nuestras prácticas, y fueron esos casos los que se mostraron más pasivos a nuestras propuestas. Y aunque intentamos -en los tiempos en que no atendíamos a las consultas de los otros grupos- de ubicarlos en el tema, de brindarles toda la información necesaria, el hecho de no haber asistido a las otras secuencias los hacía como ausentes a las presentes actividades.

 

A modo de cierre citaré algunas reflexiones acerca de mi intervención en las prácticas educativas en EGB3:

-   En general, me sentí muy bien recibida por el colegio, su Director y la Profesora que nos cedió su espacio curricular.

-   En 9no los alumnos se mostraron muy receptivos a nuestras propuestas, aunque en todo momento el trato giró en la formalidad a los que los tiene acostumbrados su docente.

-   Considero también como elemento muy positivo, la contención y el apoyo que recibimos de nuestro tutor, sobretodo muy alentadas cuando no todo salía tal como lo habíamos planeado y muy elogiadas cuando todo marchaba bien. Aunque vale aclarar que por sus múltiples ocupaciones, muchas veces la respuesta a nuestros e-mail, o mensajes se dilataba, al punto de recibir el ok de impresión final horas antes de la puesta en marcha de la secuencia.

-   Las debilidades que percibí fueron: el fallo de la puesta en marcha del video en la primera clase por falencias del recurso tecnológico, y el estar tan ceñida a los tiempos lo que nos exigía imprimirle velocidad a los grupos al punto de por momentos cansarlos y lo que a la vez impidió determinadas profundizaciones, repasos más extendidos, o ayudas a los alumnos que estuvieron ausentes a algunas de las clases.

-   Otro desafío que se nos presentó fue al momento de hacer el recorte en los contenidos a secuenciar, ya que el período histórico que nos había propuesto la docente era muy grande para trabajar sólo en tres clases, por lo que no fue sencillo priorizare los contenidos. 

-   En términos generales, cumplimos con los objetivos de la clase, aunque repito fue difícil lidiare con los tiempos cronometrados y lo que realmente pasaba en el curso, por ejemplo el hecho de que la última clase terminara cinco minutos antes.

-   El material que utilizamos lo considero muy bueno. La línea de tiempo a gran escala generó un gran impacto en los alumnos, al igual que el hecho de las fotocopias en su mayoría fueran a color. Incluso el video que pudimos proyectar les gustó ya que habían visto sus ediciones anteriores.

-   Lo negativo en cuanto a la confección y elección del material fue el riesgo que implica utilizar recursos tecnológicos y el ser un poco ambiciosas con las actividades a proponer, ya que ello nos exigió que presionáramos los ritmos de trabajo de una manera no siempre oportuna a fin de que se lograran los fines propuestos. Incluso si debiera reconsiderar las estrategias planeadas, pondría en duda la efectividad del torbellino de ideas, ya que no es un buen recurso para promover la participación y escucha de todos.

-   En general, toda la clase trabajó muy bien ante nuestras propuestas, les costó un poco adaptarse a los nuevos grupos a aquellos que no pudieron cambiarse los papeles de colores, sin embargo una vez organizados fueron los grupos que mejores resultados produjeron

-   Mi mayor aprendizaje consistió en la búsqueda de coordinación y consenso con mi pareja pedagógica, más que recortar los temas, seleccionar el material y recursos, diseñar las actividades, o enfrentarme a la clase.

 

A pesar de todas estas fortalezas y debilidades, de los puntos positivos y negativos a los que he hecho alusión en estas memorias, la sensación general de las mismas con la que me he quedado ha sido muy buena. Fue una linda experiencia, donde me sentí muy contenida por el colegio, mi profesor tutor, la docente que nos cedió su espacio, los alumnos, incluso por mi pareja pedagógica que aunque fue mi mayor dificultad también fue mi mayor aprendizaje, ya que en esta labor pedagógica serán muchas las instancias que superarán lo individual y me exigirán enriquecer mis secuencias con el aporte de la grupalidad. Y siento que esta primera práctica al menos me ha brindado una pequeña contribución a los desafíos que se me presentarán en mi futra labor profesional.

 

 

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